¡Qué ilusión cada vez que visito un colegio y conozco a los alumnos y lectores!

Desde que publiqué El tesoro de Don en 2019 he tenido la suerte de que algunos colegios apostaran por el libro para proponerlo como lectura en clase. El tesoro de Don es un libro recomendado a partir de doce años que, por su facilidad lectora, ha enganchado a muchos adolescentes a la lectura, pese a no ser lectores habituales. Esa es la conclusión que sacan muchos de los docentes que han trabajado el libro en clase. Además, aquellos docentes que quieran pueden recibir gratis una guía didáctica para trabajar la lectura. En esta guía se saca jugo a la historia y se plantean juegos y preguntas para asegurar la comprensión lectora y también para conocer mejor a los alumnos. Y, como broche final, cuando se termina de leer el libro suelo ir a visitar a los alumnos y realizamos un encuentro con autores/alumnos.

Este mes de septiembre he estado en el colegio Sagrado Corazón en Logroño con una clase de sexto de primaria que ha comenzado a leer El tesoro de Don. En el encuentro con los alumnos hemos tenido una charla de una hora en la que les he contado cómo conseguí cumplir mi sueño y publicar mis libros, y cuáles son las claves que me ayudan a ser mejor en lo que me apasiona.

Entre esas claves están las de haber hecho caso a los consejos que me dieron tres buenos profesores que tuve, dedicar tiempo a la escritura y nunca rendirme, sino cambiar de estrategia.

Y diréis ¿qué tienes tú para contarles? Cuando alguien me pregunta esto, digo simplemente «lo que me hubiese gustado que me dijesen a mí con su edad»: que los sueños no se cumplen solos ni la gente nace sabiendo. Sí, puedes llevar dentro algún talento que te facilite las cosas, pero, si nos fijamos en la gente que destaca, tienen algo en común: han dedicado mucho tiempo y mucho trabajo a su sueño. Les pongo ejemplos de gente que admiran y les cuento cómo ha sido mi aventura con El Tesoro de Don. Porque con en esa edad es fácil distraerse y no aprovechar bien el tiempo, dejar a un lado lo que te apasiona por otras cosas que te absorben demasiado. Si a uno solo de los chicos le sirve para inspirarse y dedicar tiempo a su pasión, ya merece la pena ir hasta el fin del mundo para charlar con ellos.

Tengo muchas anécdotas que me llevo de los alumnos, que son siempre geniales. Pero os cuento una reflexión de una profesora extraordinaria que, después de que los alumnos se motivaran muchísimo con la charla, me dijo: «Yo les digo lo mismo que tú cada día, pero has tenido que venir tú a decírselo para que lo crean». Es curioso, ¿no? Quizás mis profesores también me lo dijeron en su día, pero a veces no vemos algo aunque lo tengamos delante.

Para terminar, me han hecho muchísimas preguntas muy interesantes, ¡he disfrutado muchísimo!

Al finalizar la charla, les he firmado sus ejemplares y nos hemos despedido con la promesa de volver a vernos cuando terminen de leerlo. ¡Qué ganas!

Muchísimas gracias a Edurne, su profesora, y a los alumnos que me han recibido con tanta ilusión. ¡Un abrazo y bienvenidos a Meditemar!

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